La Comunicación consiste en la transferencia de emociones, no te quedes sólo con la transferencia de palabras.
Hace unos días tuve una presentación importante, de ésas que marcan profesionalmente (estoy convencida que sabes a qué me refiero) y me apetecía compartir contigo mi experiencia y lo que aprendí de ella. Hablar en público es un desafío para cualquier persona pero es una de las funciones más enriquecedoras y de las que personalmente más aprendo. Por suerte mi trabajo me permite hacerlo habitualmente.
Suelo prepararme muy bien mis intervenciones, ya se trate de una presentación ante la prensa, ante un comité de dirección o una reunión de trabajo formal. Ya en este post te contaba algunas de las claves para hablar en público: prepararse a fondo y sobre todo el principio y final, utilizar el storytelling, hablar pausadamente, cuidar el estilismo…
Hoy quiero centrarme en lo importante que es incluir aspectos emocionales en las presentaciones. Contrariamente a lo que se piensa, transmitir emoción es compatible con ofrecer una imagen profesional.
La presentación de la que te hablaba más arriba fue fundamentalmente emocional. Compartí con mis compañeros en el transcurso de nuestra Convención mi proyecto personal WorkingOutfits y lo hice desde el corazón, explicándoles en qué momento profesional decidí lanzarlo, cómo me sentía entonces, qué he aprendido en el camino, lo que he tenido que sacrificar…
Te confesaré que no fue fácil desnudar mis sentimientos y que ha sido una de las presentaciones más complicadas a las que me he enfrentado en mi carrera. Pero al mismo tiempo he comprobado una vez más lo importante que es compartir en toda presentación, cómo te influye lo que estás contando. Pues cuando te entregas emocionalmente, en contra de lo que pueda parecer, te acercas mucho más a la audiencia, que te percibe más humana y automáticamente te presta más atención. Te invito a que lo compruebes por tí misma en una próxima presentación.
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